La personalización de los productos es algo que cada vez valoramos más los consumidores cuando vamos a adquirir un artículo, sea del tipo que sea.
El mundo del mueble no es ajeno a esta demanda y por eso los nuevos diseños se conciben partiendo de una base que pueda definir el cliente final para adecuarla a sus gustos particulares y a sus propias necesidades.
Así, por ejemplo, por lo que respecta al ámbito de los sofás, las colecciones que elaboran las firmas incluyen modelos que presentan un diseño exterior, con unas líneas definidas y unos materiales concretos, pero cuya última palabra en cuanto al acabado la tiene el usuario.
Cuando hablamos de acabado, nos estamos refiriendo al número de plazas, a la medida de cada una de ellas, a la forma final del sofá o a la tapicería que lo reviste. Y para poder decidir aspectos tan relevantes como estos, hay que acudir a los denominados sofas a medida.
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Los sofas a medida permiten decidir todas estas cosas, de tal forma que una vez que se opta por un modelo, con un estilo y un diseño preestablecidos, el usuario lo personaliza señalando si lo quiere de dos, tres o más plazas, si lo prefiere recto o en forma de L, con un módulo rinconera o con cheslong y, finalmente, elige si se tapiza en piel o tela, si liso o estampado, y el color que más le gusta.
No todos los hogares son iguales, menos mal dicho sea de paso, ni todos los salones. El tamaño y la forma vienen dados por la arquitectura, pero luego está el estilo, la decoración, la distribución de los muebles, aspectos que dependen de las personas que los habitan.
Los sofas a medida se amoldan perfectamente a los distintos contextos y esto se debe fundamentalmente a que la mayoría de ellos se basan en el sistema modular, esto es, a la suma de módulos con un diseño común, pero con distintas posibilidades de elección, entre las que se encuentran:
- la anchura del asiento, que puede variar en intervalos de entre 5 y 30 centímetros (puedes calcular la medida de un mismo sofá de tres módulos si cada uno mide 70 o 90 centímetros por ejemplo),
- la anchura del brazo, con variaciones de 5 a 10 centímetros,
- la forma o tipo de módulo, es decir, recto (equivale a una plaza), rinconero (sirve para girar el sofá 90 grados y darle forma de L o de U) y cheslong (se coloca en uno de los extremos y permite sentarse con las piernas estiradas o incorporar un práctico arcón en su interior),
- la combinación, que es la forma definitiva con la unión de los módulos elegidos.
Pero los sofas a medida aún nos dan más opciones de personalización como es la posibilidad de incorporar funciones relax en todos o en algunos de los módulos. Estas funciones son básicamente las siguientes:
- asiento deslizante: se inclina hacia delante para colocarse medio tumbado,
- respaldo reclinable: se inclina hacia atrás,
- reposapiés: se levanta para estirar las piernas,
- cabezal reclinable: se ajusta a la altura de cada persona y no sufren las cervicales,
- apoyabrazos reclinable: se puede inclinar para tumbarse y apoyar la cabeza o para ajustar la posición de los brazos.
Pero eso no es todo, ya que la mayoría de los sofás relax pueden llevar motor opcional y manejar cada una de las funciones por medio de un mando a distancia para que el esfuerzo sea mínimo y la relajación máxima.
Como ves, los consumidores demandan cada vez más la personalización de los productos .
¿Se puede pedir algo más? Si tienes la suerte de contar con un sofá a medida con funciones relax, puedes contarnos tu experiencia enviándonos tu comentario.