¿Quién no se ha imaginado alguna vez sentado en un sofá chester, rodeado del ambiente más clásico, esperando con los nervios a flor de piel a ser recibido por una personalidad importante? ¿Quién no ha visto en el cine alguna escena en la que un sofá chester aparece como protagonista de la imagen o con la trama desarrollándose a su alrededor? ¿O quién no ha vivido la experiencia de conversar con los amigos sentado en uno de estos tradicionales sofás en un pub de estilo inglés o en el vestíbulo de un hotel o restaurante?
El sofá chester, pese a ser un mueble clásico con doscientos años de historia, se puede encontrar hoy en día presente en cualquier espacio, ya que se integra muy bien tanto en ambientes tradicionales como en un entornos modernos, donde su presencia puede aportar un aire de contraste o un sofisticado estilo retro.
Por si alguien no ha caído en la cuenta todavía, el sofá chester es ese mueble elegante de estilo clásico inglés, cuya forma es fácilmente reconocible por presentar los brazos redondeados y el respaldo de la misma altura, con un tapizado de piel acolchado de diseño capitoné, esto es, con botones cosidos a mano distribuidos geométricamente, y con patas cortas de madera.
Origen del sofá chester
Aunque existen distintas versiones sobre su origen, todas coinciden en que se remonta a principios del siglo XIX, cuando se extendió por los más exclusivos y elitistas clubes sociales de Londres y pasó luego a espacios profesionales de toda Inglaterra.
La versión más difundida es que el cuarto conde de Chesterfield encargó la fabricación de un mueble que fuera duro y robusto y que tuviera los brazos y el respaldo a la misma altura para que el personal a su servicio se viera obligado a mantener una postura erguida y correcta, ya que había observado que habitualmente se reclinablan y con ello deslucían la vestimenta. La denominación chester en español se debería, por tanto, al acortamiento del apellido Chesterfield.
Con la proliferación de los clubes masculinos, este sofá de origen aristocrático se asoció al estilo refinado y fue adoptado por la burguesía, cuyo uso generalizó por los salones de la capital y más tarde por toda Inglaterra, pasando a instalarse en despachos profesionales, entidades bancarias, teatros y hogares de los nuevos ricos, pues se vinculaba a un estatus social alto debido a su precio más elevado.
A partir de entonces continuó extendiéndose por todo el mundo y su uso continúa vigente en la actualidad como emblema del más puro diseño inglés. Se puede encontrar en los hogares, pero sobre todo está de moda en espacios públicos y se puede apreciar frecuentemente en las revistas, campañas publicitarias, medios de comunicación o incluso dando título a conocidos programas televisivos.
Características del sofá chester
El sofá chester se caracteriza principalmente por ser un mueble de elaboración artesanal, proceso que seguimos rigurosamente en nuestra fábrica de sofás en Zaragoza.
Puede fabricarse para dos o tres plazas, o también como sillón individual. Nuestro sofá de tres plazas presenta una longitud de 220 centímetros, distribuidos en dos asientos de 80 centímetros más dos brazos de 30. El modelo de dos plazas puede ser de 200 o de 180 centímetros, según sea el asiento de 70 o de 60 respectivamente. El sillón mide 120 centímetros y se presenta como un mueble de gran consistencia con dos brazos de 30 y el asiento de 60. Todos ellos tienen un fondo de 100 centímetros.
En cuanto a la forma, el respaldo y los brazos tienen siempre la misma altura, en nuestro caso de 75 centímetros, lo que influye en la manera de sentarse, con la espalda recta. Esta postura, además de resultar muy saludable, no afecta a la comodidad, pues se ve favorecida por el relleno, que es denso para que no pierda la forma.
El diseño puede tener ligeras variaciones, como por ejemplo presentar tachuelas en el frente de los brazos, añadir acolchado capitoné en el frontal de los pies o modificar la forma de las patas, que pueden ser rectas, torneadas o incluso rematadas con pequeñas ruedas metálicas que facilitan el movimiento, ya que se trata de un mueble pesado por las características de los materiales.
El tapizado del sofá chester clásico es en piel, si bien se pueden recubrir con los mismos tejidos que el resto de los sofás, y los colores más tradicionales son el marrón oscuro, el granate y el verde oscuro.