Los sillones son asientos individuales que encajan bien en cualquier sala de estar, dormitorio o despacho. Su doble funcionalidad, mueble de descanso y pieza decorativa, los convierte en un mueble muy práctico que se hace hueco fácilmente.
Atendiendo a su definición de «asiento individual», con respaldo y dos apoyabrazos, hay que decir que es un mueble que surgió hace más de cuatro mil años en el Antiguo Egipto, donde le añadieron elementos decorativos en pies y brazos porque estaba destinado a personas distinguidas, función que ha mantenido con el paso del tiempo hasta nuestros días, ya que todavía hoy se puede ver colocado en un sitio preferente en la mayoría de actos sociales, políticos, religiosos o académicos.
No obstante, hay que señalar que paralelamente los sillones fueron adquiriendo un uso doméstico y cotidiano.
Sillones para todos los gustos
Debido a su larga historia, los sillones han ido evolucionando en cuanto a la forma y el estilo, por lo que en la actualidad se pueden encontrar de muchos tipos en el mercado, desde los más clásicos, como el sillón Luis XV (ancho, con relleno en el respaldo y en estrechos reposabrazos), pasando por el Voltaire, el sillón Club o el Chesterfield, hasta las tendencias vintage o los diseños más modernos y novedosos, en los que prevalece la ergonomía.
Esta amplia variedad de diseños y estilos, unida a la diversidad de tamaños, tanto de ancho como de largo o de alto, ofrece la posibilidad de encontrar siempre un modelo que se adapte a cualquier ambiente, como se puede comprobar en nuestra exposición y fábrica de sofás en Zaragoza.
Diseño y confort van de la mano
A la hora de elegir el sillón, conviene tener en cuenta una serie de factores. En primer lugar, pensar el uso que le vamos a dar, esto es, si se va a utilizar como mueble decorativo, como asiento de descanso o ambas cosas a la vez. Si su función va a ser decorativa, deberá mantener cierta coherencia con el estilo de la estancia donde lo vamos a colocar. Así, por ejemplo, en un salón donde hay un sofá liso, lo habitual es optar por un sillón estampado con los mismos tonos que el sofá.
Otra opción es romper la línea general y cambiar de estilo completamente. Esto es más adecuado en un salón moderno, donde puede encajar perfectamente un sillón clásico, pero con una tela contemporánea. Si el sillón se va a colocar en un despacho profesional, irá mejor una tapicería de cuero, que es más seria y discreta.
Si su uso va a ser funcional, es decir, para ver la tele, leer, escuchar música o dormir la siesta, habrá que elegir un asiento que sea cómodo y esto depende principalmente del relleno y la forma del sillón. En general, se puede decir que no debe ser ni muy duro ni muy blando para que pueda amoldarse bien al cuerpo.
En la actualidad, existen también sillones giratorios, con respaldo reclinable y cabezal regulable, que responden perfectamente a cualquier movimiento de la persona que está sentada. Estos sillones denominados ergonómicos pueden necesitar más espacio, pero son muy adecuados para personas con necesidades especiales.
Un último aspecto sobre los sillones es el precio. Que sea caro no garantiza la calidad ni mucho menos la comodidad, pero si estamos convencidos y bien informados, sí que merece la pena gastar para asegurarse un buen resultado. La ventaja de los sillones es que nunca pasan de moda, por lo que siempre habrá un rincón confortable donde acomodarlo y donde acomodarse.